viernes, 4 de enero de 2008

El ballet


Un bailarín debiera tener:

mucho "endehors" mucho humor, mucha suerte
poca pereza, poca soberbia, pocas alhajas.

Cerrado el pulgar, cerrada la 5a, cerrada la boca.
Abierto el pecho, abierto los ojos, abierta la mente.

Rápido el aprendizaje, rápida la reacción, rápidas las preparaciones.
Lento el adagio, lento el entrenamiento, lenta la respiración.

Alto el salto, alta la media punta, alta la moral.
Bajo el Demi-plie, bajo los hombros, bajo control las emociones.

Largo el equilibrio, larga la carrera, larga las piernas.
Corta la barra, cortas las uñas, corta las vacaciones.

Cuadrado el attitude, cuadrado el ejercicio con música, cuadrado el ejercicio en croix.
Redondo el manège, redondo el moño en clase, redondos los brazos en posición.

Pequeños pies, pequeños nervios, pequeñas caderas.
Gran coraje, gran disciplina, gran versatilidad.

Estirados los giros, estirada la espalda, estiradas las rodillas
-cuando se debe-
curvo el empeine, curvo los músculos, curvo los port de bras.

Clara la pantomima, clara la batería, claros pulmones.
Oscuras las pestañas, oscuras las cejas, oscuro el dormitorio.

Amplia imaginación, amplio compañerismo, amplio respeto.
Delgados los tobillos, delgada la cintura, delgado el cuello.

Vigoroso el despegue, vigoroso el maestro, vigorosa la técnica.
Suave el aterrizaje, suave "línea", suaves brazos.

Firme el peinado, firme el trabajo de puntas, firmeza como partner.
Delicado el maquillaje, delicados modales, delicado análisis de roles

pero sobre todo el bailaron debiera:
disfrutar el ballet en la mañana
disfrutar el ballet en la tarde,
disfrutar la noche de ballet y disfrutar siempre lo que uno hace, apesar de la técnica y de la elongación, de la fuerza en las piernas, es amar lo que uno hace.

No hay comentarios:

Publicar un comentario